Leche y Evolución: Intolerancia a la Lactosa

Cada vez hay más personas que demuestran alergia a la leche de vaca, y nos preguntamos porqué son intolerantes a la lactosa. En este artículo lo explicamos de una forma sencilla.
Casi todos tenemos a alguien cercano que es intolerante a la lactosa, muchas veces me he preguntado porqué hay tantas personas con esa patología y buscando información he dado con este artículo que habla extensamente de ello, me ha gustado mucho y quiero compartirlo: 
 
"Una de las cosas más sorprendentes de la leche es la presencia de lactosa.  Este azúcar –un disacárido de glucosa y galactosa– es rarísimo en la naturaleza y aparte de la leche solo se encuentra en algunas flores. Su síntesis es muy compleja desde el punto de vista bioquímico, está finamente regulada para que ocurra solo en las hembras que deben amamantar y demanda muchísima energía (cualquier mujer que haya amamantado puede dar fe de esto). Sin embargo, este es solo el inicio de los problemas con la lactosa, ya que existe un asunto aún más complejo: la enzima que rompe la lactosa y que permite que sea metabolizada –la lactasa– no se expresa en el intestino delgado de los mamíferos. De hecho, los recién nacidos humanos casi no expresan lactasa. Inicialmente esto no es un problema, ya que cuando los recién nacidos comienzan a amamantarse, es la misma leche la que induce la expresión de lactasa en su intestino. Sin embargo, la expresión de lactasa no se mantiene durante mucho tiempo: los niños humanos a los dos años muestran una muy baja expresión de lactasa en el intestino, lo que básicamente no les permite metabolizar la lactosa. 
 
Así, la intolerancia a la lactosa no es una enfermedad, sino que es la condición normal. ¿Por qué seguimos tomando leche? La explicación en este punto tiene carácter antropológico y se remonta al neolítico. Hace 10.000 años los hombres dejaron de ser cazadores-recolectores y se transformaron en agricultores. El ganado tenía múltiples usos: la carne aportaba proteínas, grasas y calorías, mientras que la piel aportaba abrigo a nuestros cada vez menos peludos ancestros. El problema es que para obtener la piel y la carne de la vaca hay que matarla. Una vaca viva aporta muchas más calorías a la dieta si se usa su leche primero y luego, cuando la producción es muy baja, se sacrifica para obtener la piel y la carne. Esto tiene sentido pero es un problema, ya que los humanos adultos tienen apagado el gen de la lactasa y solo un vaso podría desencadenar los molestos síntomas asociados a la intolerancia a la lactosa. Dos eventos cruciales cambiaron este escenario: la “domesticación” de bacterias que degradan lactosa y la aparición de una mutación en el genoma humano.
 
Las bacterias ácido-lácticas están presentes de manera natural en la leche y los primeros agricultores descubrieron rápidamente que podían inocular leche fresca con leche fermentada y de esta forma deshacerse de la lactosa. De hecho, productos de fermentación ácida como el yogurt o algunos quesos tienen muy poca lactosa como para producir síntomas de intolerancia. Además, las bacterias ingeridas con el yogurt permiten digerir la lactosa en el intestino delgado. De esta forma, la leche de vaca fermentada se convirtió en una buena fuente de alimento para las crías y permitió aliviar el enorme estrés nutricional en la madre. Esto acortó el período de lactancia y permitió aumentar el crecimiento de la población, ya que al dejar de amamantar la madre ovulaba nuevamente. De esta forma, las comunidades agrícolas desplazaron a las que aún eran cazadoras-recolectoras.
 
Se estima que el 65% de los humanos son intolerantes a la lactosa, pero en algunos grupos étnicos, la tolerancia a la lactosa es dominante y se tiende a pensar que los intolerantes a la lactosa están “enfermos”, aunque no es así. 
 
Las poblaciones humanas tolerantes a la lactosa (que expresan lactasa de manera persistente) poseen dos mutaciones en el gen de la lactasa y habrían aparecido en un período que va entre los 20.000 y 5.000 años atrás. Esta mutación está muy representada en el norte de Alemania y Dinamarca, zonas lecheras por excelencia y que muestran la mayor diversidad de genes de leche en el ganado, lo que sugiere una co-evolución de este rasgo. 
 
La pregunta es ¿se seleccionó la mutación por que producían mucha leche o producen mucha leche por que adquirieron la mutación y podían tomarla? Es muy difícil saberlo, aunque la pregunta más importante sería otra: ¿qué ventaja evolutiva confiere ser tolerante a la lactosa? 
 
Existen múltiples hipótesis al respecto, algunas de carácter nutricional, como la ventaja de poder acceder a más calorías o mejorar la ingesta de calcio, muy abundante en la leche y esencial para los humanos. Existen otras hipótesis no relacionadas con la nutrición. Una de ellas establece que las poblaciones tolerantes a la lactosa se hicieron además resistentes a los patógenos adquiridos desde las vacas. Cuando estas poblaciones introducían la costumbre de beber leche en otras comunidades, estos enfermaban y morían, haciendo que la tolerancia a la lactosa fuera siendo seleccionada por eliminación de la intolerancia. En cualquier escenario, resulta tremendamente desafiante averiguar por qué se seleccionó la capacidad de tomar leche en la adultez".
 
Fuente: El Efecto Rayleigh, leer post completo.