Entre Algarrobos y Algarrobas

Pasamos un día en familia en dónde la temática era clara: comer entre algarrobos y por la tarde visitar una panadería en Lucena en dónde hacen productos de algarroba.
En el mes de octubre, pasamos un día en familia en dónde la temática me venía como anillo al dedo: entre Algarrobos y Algarroba.
 
Unos meses antes una amiga (madre y emprendedora), me pasó el contacto de una panadería ecológica en Lucena que elabora pan y dulces de algarroba. Este artesano es Antonio Burguillos y su panadería se llama Biopan de la Subbética. A las pocas semanas de pasarme el contacto, concertamos una cita para conocernos y entablar una relación profesional.
 
Compaginando la labor profesional con la familiar, elegimos un sábado para vernos y así aprovecharíamos con mi familia para conocer otros pueblos. 
 
El día en el campo empezaba con un picnic a la hora de la comida en un parque de Huétor Vega y cuál fue mi sorpresa al entrar al parque...mis hijos gritando como si hubieran visto algo extraordinario: "¡Mamá mira algarrobas!", nos acercamos al jardín del parque y cierto, habían en los jardines cuatro algarrobos, dos grandes, dos medianos y alrededor de ellos las algarrobas por el suelo.
 
El algarrobo no deja de sorprenderme por su facilidad de adaptación hasta en los lugares en los que las condiciones meteorológicas no las más aptas para su crecimiento. Precisamente Huétor Vega no tiene una altitud favorable para él ya que el algarrobo crece entre los 400-500 metros de altitud y Huétor Vega está a 724 metros por encima del mar, teniendo fríos intensos en las noches de invierno, a lo que este árbol es muy sensible.
 Algarrobos de Huétor Vega, Ibai subido a un algarrobo
 
Pues aun viviendo en un lugar que no es de los más favorables, estos algarrobos estaban cargados de frutos, demostrando que su cultivo es fructífero hasta cuando las condiciones no son las más beneficiosas. 
 
Hicimos unas cuantas fotos y comimos entre las algarrobas, después hubo un rato de juego, mis hijos trepando por sus troncos retorcidos y después partimos hacia Lucena.
 
Biopan de la Subbética
 
Al llegar a Lucena nos encontramos con Antonio Burguillos de Biopan y pasamos a ver la panadería. Al entrar me sorprendió que fuera tan sencilla, básica como "las de antes" y al poco rato de estar allí, el ambiente hogareño llenaba el local. La artesa y el mobiliario "a lo antiguo" y de madera, la sencillez del local y el horno de leña llenaban el local con aroma de tradición, mimos, dedicación y paciencia, la panadería de un artesano de hoy que trabaja como se hacía antaño.
 
Una historia que contar
 
Al igual que muchas personas del pueblo y que su padre, Antonio es carpintero y a eso se había dedicado toda su vida, lo de hacer pan le venía de afición y llevaba 10 años haciendo pan en casa.
 
La afición pudo más que el oficio y así fue como hace poco más de un año se volcó en su proyecto y empezó el acondicionamiento del local, la certificación ecológica, etc. Un camino de trámites burocráticos que no ha sido fácil, como viene siendo en nuestro país.
 
Pero a Antonio le pudieron más las ganas que los obstáculos que se iba encontrando y abrió las puertas de su panadería en Marzo de este año, acompañado por la Asociación de Productores Ecológicos de la Subbética Cordobesa. 
 La Artesa y el Horno de Leña de Biopan de la Subbética
 
Panadero como los de antes
 
Antonio lleva la panadería, reparte sus productos y va a los mercados ecológicos solo. Es un emprendedor que trabaja de forma artesanal, de forma manual y con ingredientes ecológicos. Se elabora su masa madre natural, las masas de los panes y los dulces las amasa a mano y cuece en horno de leña. Hornea dos veces en semana, su producción es limitada y el proceso de elaboración se hace respetando los tiempos, con espacios lentos y cuidados en temperatura y humedad.
 
Esa dedicación de mimos y paciencia se notan en sus productos, que son de una alta calidad. Los panes tienen una corteza crujiente, resultado de una cocción delicada controlando la temperatura adecuada y los tiempos de cocción en el horno de leña. La miga con textura suave y esponjosa aun en los panes integrales, siendo una miga como las de antes, un pan que se conserva igual de tierno durante varios días. Las galletitas y bizcochitos de algarroba -sin llevar leche ni huevos- una delicia en textura y sabor.
 
Del buen sabor de sus productos pueden dar fe mis hijos que llegaron y arrasaron con parte de las galletas que Antonio tenía allí. Se podría decir que ellos forman "el equipo de catas" de Caroubé y suele salir muy bien, cuando los tres coinciden en que un producto de algarroba les gusta un montón, los clientes de Caroubé responden de la misma forma y suele ser un producto que tiene muy buena aceptación. 
 
Tengo que decir que los tres productos de algarroba que se elaboran en Biopan, pasaron con nota alta la cata "del equipo" -además de unas galletas de jengibre y chips de chocolate- que no perdieron ocasión de catar.
 
Qué paciencia tuvo Antonio con ellos, les dio galletas y bizcochitos hasta que se hartaron y la bolsita de galletas que les regaló al marcharnos, no llegó al coche. Estuvimos muy a gusto y nos encantó conocer en persona a un profesional defensor del algarrobo y promotor de productos con algarroba.
 
Personas como él que apuestan por elaborar productos de alta calidad integrando la harina de algarroba, fomentan a que este fruto autóctono de nuestra tierra sea conocido y sea valorado como se merece.
 
Isabel Páez de Caroubé con Antonio Burguillos de Biopan de la Subbética
 
Amante de los Algarrobos
 
Antonio es un amante de los algarrobos, durante nuestro encuentro nos comentó que sentía admiración por este árbol y que hace muchos años atrás plantó dos algarrobos en su finca. De uno de ellos que actualmente está grande y hermoso, hace unos años plantó unas semillas en macetas y hoy día aún mantiene ese pequeño vivero con arbolitos de algarrobo.
 
Y es que a una persona amante de los algarrobos no podían salirle mal los productos que elabora con harina de algarroba, ya que la admiración y pasión que siente por este fruto se vierten en sus productos.
 
Nos despedimos y de vuelta a casa nos paramos a merendar en Santa Rita, un monte con vistas muy bonitas y un amplio merendero.
 
Al llegar a casa no había duda para la cena: una ensalada bien completa acompañada por el pan integral de centeno, trigo, espelta y algarroba, que nos había regalado Antonio Burguillos de Biopan de la Subbética ¡todo un lujo!
 
Panes ecológicos de Biopan de la Subbética